¿Es malo el omega-3 para los riñones?

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Los ácidos grasos omega-3 se han hecho muy populares en los últimos años, y los expertos en salud pregonan sus beneficios para la salud del corazón, la función cerebral y mucho más. Sin embargo, a algunas personas con enfermedades renales se les advierte sobre el consumo de suplementos de omega-3 debido a la preocupación por su contenido en mercurio o por una dosis inadecuada. Este artículo explorará las pruebas sobre si el omega-3 es seguro o perjudicial para los riñones.

¿Es malo el omega-3 para los riñones?

Visión general de los ácidos grasos omega-3

Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de grasa poliinsaturada que se encuentra de forma natural en alimentos como el pescado, las nueces y las semillas. Los tres principales omega-3 son:

  • Ácido eicosapentaenoico (EPA)
  • Ácido docosahexaenoico (DHA)
  • Ácido alfa-linolénico (ALA)

El EPA y el DHA se encuentran principalmente en fuentes animales como los pescados grasos, mientras que el ALA se encuentra en fuentes vegetales.

Los omega-3 proporcionan muchos beneficios para la salud, como:

  • Reducir la inflamación
  • Reducir los triglicéridos
  • Mejorar la salud del corazón
  • Favorecer la función cerebral

Sin embargo, la ingesta de omega-3 es baja para la mayoría de los estadounidenses, con un consumo medio inferior al 25% de los niveles recomendados. Muchas personas toman ahora suplementos de omega-3 para aumentar su ingesta.

Omega-3 y función renal

Los riñones desempeñan un papel vital filtrando los desechos y el exceso de líquido del torrente sanguíneo. Dos son las principales afecciones renales:

  • Enfermedad renal crónica (ERC): pérdida gradual de la función renal a lo largo del tiempo.
  • Lesión renal aguda (LRA): episodio repentino de daño renal.

Las enfermedades renales son un problema creciente de salud pública que afecta al 15% de los adultos estadounidenses. Entre los factores de riesgo se encuentran la diabetes, la hipertensión y el envejecimiento.

Los omega-3 pueden influir en la función renal de varias maneras:

Efectos antiinflamatorios

La inflamación contribuye a la progresión de la ERC. Los omega-3 pueden reducir la producción de citoquinas y suprimir los genes relacionados con la inflamación.

En modelos animales, los omega-3 redujeron la inflamación y el daño renal. Los estudios en humanos muestran resultados dispares en marcadores como la proteína c reactiva (PCR).

Control de la tensión arterial

Con el tiempo, la hipertensión arterial daña los vasos sanguíneos renales. Los omega-3 ayudan a dilatar los vasos sanguíneos, permitiendo un mejor flujo sanguíneo.

Un metaanálisis de 70 ensayos descubrió que los suplementos de omega-3 reducían la presión arterial, especialmente en dosis altas. Esto puede proteger indirectamente la función renal.

Reducción de la albuminuria

La albuminuria se refiere a un exceso de proteína albúmina en la orina, lo que indica un deterioro de la filtración renal.

Algunas investigaciones han descubierto que los suplementos de omega-3 reducen los niveles de albuminuria en los diabéticos, lo que podría ralentizar la progresión de la ERC. Pero los resultados son inconsistentes entre los estudios.

Mejora de los niveles de lípidos

La dislipidemia (lípidos sanguíneos anormales) contribuye a la ERC. Los omega-3 reducen los triglicéridos y elevan el colesterol HDL ("bueno").

Esto puede ayudar a reducir la deposición de grasa en los riñones. Sin embargo, los omega-3 también elevan ligeramente los niveles de colesterol LDL ("malo").

Efectos antioxidantes

Los omega-3 contienen antioxidantes que contrarrestan el daño celular provocado por el estrés oxidativo. Esto puede proteger las células de los túbulos renales contra la toxicidad y la apoptosis (muerte celular).

Los estudios en animales muestran que el tratamiento previo con omega-3 preserva la función renal y reduce el daño oxidativo de las toxinas. Faltan datos en humanos en este ámbito.

Riesgos potenciales de una ingesta elevada de omega-3 para los riñones

A pesar de esos beneficios teóricos, existen algunos inconvenientes potenciales de la ingesta elevada de omega-3 para las personas con una función renal deteriorada.

Toxicidad por contaminantes

El pescado puede acumular metales pesados como el mercurio. Ciertos suplementos de omega-3 pueden contener niveles de mercurio poco seguros.

El mercurio daña las células de los túbulos renales y provoca estrés oxidativo. Los enfermos de insuficiencia renal crónica ya corren un mayor riesgo de toxicidad debido a la deficiente excreción de toxinas.

Sin embargo, la contaminación por mercurio es principalmente una preocupación con los suplementos de mala calidad. Las marcas reputadas siguen las directrices de seguridad para los límites aceptables.

Mayor riesgo de hemorragia

Los omega-3 tienen un efecto anticoagulante, que puede aumentar el riesgo de hemorragia en dosis elevadas. Este efecto puede potenciarse en la ERC avanzada, que ya deteriora la coagulación normal de la sangre.

Sin embargo, sólo se han notificado episodios hemorrágicos importantes con ingestas muy elevadas que superan los 3 gramos diarios de EPA/DHA. Las dosis suplementarias más bajas suelen ser seguras.

Interacciones medicamentosas

Los omega-3 pueden interactuar con medicamentos comunes que toman los pacientes renales, incluyendo:

  • Anticoagulantes: mayor riesgo de hemorragia
  • Ciclosporina - disminución de la eficacia, que requiere dosis más altas
  • Antihipertensivos: pueden aumentar la disminución de la presión arterial

Los pacientes deben consultar a un médico sobre las posibles interacciones, especialmente si toman anticoagulantes como la warfarina. Un control adecuado ayuda a garantizar la seguridad.

Alta ingesta de fósforo

El control del fósforo es importante en la ERC para prevenir las enfermedades óseas. Algunos suplementos de omega-3 se unen al fósforo en lugar de a los triglicéridos.

Esto aumenta sustancialmente el contenido de fósforo. Los pacientes con ERC deben utilizar productos omega-3 a base de triglicéridos o fosfolípidos.

Oxidación y ranciedad

Los aceites altamente insaturados como el de pescado se oxidan y se vuelven rancios cuando se exponen al calor, la luz o el oxígeno. Esto genera radicales libres que pueden perjudicar la función renal.

Los pacientes con ERC tienen sistemas antioxidantes más bajos y son vulnerables al daño oxidativo. El uso de suplementos de omega-3 refrigerados y enriquecidos con antioxidantes minimiza este riesgo.

¿Es recomendable el omega-3 para las personas con insuficiencia renal?

Basándose en la investigación, los ácidos grasos omega-3 parecen razonablemente seguros y potencialmente beneficiosos para los pacientes con ERC en dosis bajas a moderadas, siempre que se tomen algunas precauciones.

Afirman los grupos autorizados de salud renal:

  • Fundación Nacional del Riñón: Los omega-3 son "probablemente seguros" en dosis inferiores a 2 gramos al día. Seleccione suplementos de calidad y controle los resultados del laboratorio.
  • Fondo Americano del Riñón: El omega-3 se muestra prometedor para reducir la albuminuria pero requiere un estudio a más largo plazo sobre los resultados clínicos. Utilizar con precaución.
  • Dietistas renales: Los pacientes con ERC pueden seguir tomando suplementos de omega-3 bajo orientación médica, evitando las formas ligadas al fósforo.

Ninguna de las principales sociedades aconseja evitar por completo los omega-3 en la enfermedad renal. Sin embargo, algunos nefrólogos son más prudentes y prefieren restringir la ingesta de omega-3 hasta que se disponga de más datos, debido a los hipotéticos riesgos de lesión.

Vigilar las pruebas de función renal (BUN/Creatinina) y ajustar la dosis si es necesario es prudente para identificar cualquier efecto negativo potencial.

Recomendaciones de dosificación para pacientes renales

La mayoría de los principales grupos renales sugieren limitar la ingesta de omega-3 a menos de 2 gramos diarios de EPA + DHA combinados en aquellas personas con ERC de moderada a grave.

Las dosis para el mantenimiento de la salud rondan los 250-500 mg al día. Las dosis terapéuticas para los triglicéridos altos son de 1-2 gramos diarios bajo supervisión médica.

El omega-3 ALA procedente de fuentes vegetales no está restringido, ya que no aumenta el riesgo de hemorragia ni interactúa con los medicamentos. Sin embargo, la eficacia de la conversión del ALA en EPA/DHA es escasa.

Deben evitarse ingestas de omega-3 superiores a 3 gramos diarios en pacientes con enfermedad renal, dados los mayores riesgos y la falta de pruebas de beneficios añadidos.

Buenas prácticas para el uso seguro de omega-3 con insuficiencia renal

Las personas con una función renal deteriorada pueden incorporar los omega-3 de forma segura siguiendo estas buenas prácticas:

  • Suplementos selectos de calidad sometidos a pruebas de pureza y frescura
  • Refrigerar después de abrir para evitar la oxidación
  • Tomar con las comidas para minimizar los efectos secundarios
  • Evite las formas ligadas al fósforo si el nivel de fósforo es elevado
  • Comience con dosis bajas (500 mg/día) y auméntelas gradualmente
  • Controle regularmente las pruebas de la función renal
  • Consulte al nefrólogo sobre la dosis y las interacciones de la medicación
  • Informe rápidamente de cualquier efecto secundario como hemorragias o hematomas

Conclusiones: El omega-3 parece seguro para la salud renal con moderación

En resumen, las investigaciones sugieren que los ácidos grasos omega-3 procedentes del aceite de pescado o de otras fuentes son probablemente seguros para la salud renal y pueden ofrecer algunos beneficios cuando se utilizan de forma responsable bajo orientación médica. Sin embargo, una ingesta muy elevada puede plantear riesgos para las personas con una función renal deteriorada.

Aumentar moderadamente la ingesta de omega-3 a partir de alimentos o suplementos de calidad ayuda potencialmente a la salud renal, junto con la atención médica estándar. Pero los enfermos renales deben tomar precauciones y consultar a su nefrólogo antes de utilizar dosis terapéuticas elevadas de suplementos de omega-3.

Con un seguimiento cuidadoso y una dosificación correcta, los omega-3 parecen tener un perfil de seguridad aceptable y pueden ser un componente beneficioso de un plan general de nutrición favorable a los riñones. Aún son necesarias más investigaciones para confirmar los efectos a largo plazo sobre la progresión y la función de la enfermedad renal.

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