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Please insert a search term in the input field. If you have any question please contact usEl dolor es una sensación inevitable que nos indica cuando tenemos una lesión o una enfermedad. Pero la particularidad del dolor es que no hay dos experiencias iguales: cada persona tiene un nivel de tolerancia diferente. Sigue leyendo para conocer los distintos tipos de dolor, los posibles factores desencadenantes y qué puedes hacer para aliviarlo.
El dolor es una reacción a estímulos dañinos o peligrosos. Nos recuerda que debemos retirarnos de las situaciones amenazantes, y ha ayudado a los humanos a sobrevivir durante millones de años. Por muy molesto que sea el dolor, sin él nuestro cuerpo no sería capaz de curarse y recuperarse.
La sensación de dolor no tiene ningún vínculo directo con el cerebro, ¡a pesar de que se siente de forma instantánea! En lugar de esto, el dolor depende de varias neuronas y vías nerviosas para ir desde la zona donde se origina el dolor hasta nuestro cerebro, y viceversa. Una neurona es una célula nerviosa encargada de transmitir una señal.
Por ejemplo, imagina que pisas un objeto afilado. Las terminaciones nerviosas (nociceptores) de la planta del pie perciben la lesión, y entonces envían la señal a través de las fibras nerviosas hasta la asta dorsal, en la base de la médula espinal. Después, el mensaje original se transfiere a otro grupo de neuronas, ascendiendo por la médula espinal hasta el tálamo. El tálamo forma parte del mesencéfalo (cerebro medio) y se encarga de organizar esas señales en un orden lógico.
Una vez organizada, la señal llega a la corteza sensorial (nuestra respuesta emocional al dolor), donde es descifrada e interpretada por la corteza motora (nuestra reacción física al dolor).
Entonces la señal vuelve a viajar por las mismas vías hasta llegar a las neuronas motoras de tu pie, provocando que empieces a dar saltos de dolor, agarrándote el pie y maldiciendo. Aunque el hecho de sentir dolor implica docenas de etapas, todo ocurre en menos de un segundo.
El tratamiento del dolor es un reto porque hay muchos tipos de dolor a tener en cuenta y, como hemos comentado, no hay dos experiencias iguales. Si se interrumpe una sola de las vías del proceso del dolor, puede alterarse drásticamente nuestra respuesta al dolor.
• Dolor nociceptivo: este es el tipo de dolor más común, caracterizado como una sensación aguda, dolorosa o punzante. Sentimos este dolor cuando nos golpeamos, raspamos o dañamos los tejidos corporales.
• Dolor neuropático: el dolor neuropático es mucho más difícil de determinar porque afecta a los propios nervios, y puede ser provocado por estímulos normalmente "no dolorosos". Suele describirse como una sensación punzante o ardiente.
• Dolor radicular: el dolor radicular es específico de los nervios de la columna vertebral, y es consecuencia de la compresión o inflamación. La presión sobre los nervios suele causar entumecimiento, hormigueo y debilidad en las piernas y la parte baja de la espalda.
• Dolor visceral: este implica la activación de receptores de dolor específicos, situados en la pelvis, pecho y abdomen. Este tipo de dolor suele ser consecuencia de un daño en los tejidos o en los órganos internos, y se manifiesta como una sensación de presión o dolor profundo.
Todos los tipos de dolor recién mencionados tienen algo en común: pueden ser agudos o crónicos.
El dolor agudo es inmediato y suele responder a una actividad agravante o un estímulo externo. Pisar un objeto afilado, golpearte el codo o cortarte la piel: todas estas acciones provocan dolor agudo. La sensación suele durar unos minutos, pero en algunos casos puede continuar durante 3-6 meses.
El dolor crónico es mucho más grave y no remite aunque se eliminen los factores desencadenantes evidentes. Puede producirse cuando alguna parte de la vía del dolor se daña o no funciona correctamente. El dolor crónico también es un efecto secundario habitual de enfermedades como:
• Artritis
• Fibromialgia
• Osteoporosis
• Ciática
Para quienes sufren dolor crónico, esta sensación es demasiado familiar. El dolor crónico mina la confianza en uno mismo, siempre acechando en el fondo de la mente. Tareas como hacer la compra, recoger a los nietos o incluso simples tareas domésticas se convierten en una batalla entre el cuerpo, la mente y la determinación interna.
En Europa, uno de cada cinco adultos padecerá dolor nociceptivo o neuropático, y un tercio de esa población experimentará dolor constante.
El autotratamiento, como la meditación consciente y los cambios en el estilo de vida, juega un papel importante en la gestión del dolor crónico. Pero el tratamiento del dolor no se basa en una simple "fórmula única"; es mucho más complejo. También es importante señalar que el dolor crónico puede remitir y reaparecer intermitentemente. Estos casos siguen considerándose crónicos porque el dolor persiste durante un periodo prolongado (más de seis meses).
Si el dolor dura varias semanas, afecta a tus actividades cotidianas, o empeora con el paso del tiempo, debes consultar a un médico. Sin embargo, diagnosticar el dolor crónico puede ser un reto porque hay muchos factores implicados. La mayoría de médicos harán preguntas sencillas, como por ejemplo:
• ¿Cuándo empieza o cesa el dolor?
• ¿Dónde te duele?
• Puntúa el nivel de dolor en una escala del 1 al 10
Los médicos también podrían hacer un TAC, una resonancia magnética o una radiografía para detectar posibles problemas. Dado que muchos casos de dolor crónico son neuropáticos, es difícil identificar la causa subyacente, ya que la zona donde se siente el dolor podría no ser la zona donde radica el verdadero problema.
Lidiar con el dolor crónico es un reto tanto físico como mental, ya que las alteraciones causadas en la vida diaria pueden provocar efectos secundarios psicológicos. Afortunadamente, hay varias cosas que puedes hacer para controlar el dolor crónico.
Algunos casos de dolor crónico no remitirán con el ejercicio o movimiento; pero, en la mayoría de casos, mantenerse activo/a es la mejor forma de controlar el dolor. Así que, aunque no puedas ir al gimnasio o el dolor te impida practicar tus hobbies habituales, intenta encontrar alternativas seguras y reparadoras.
Hay montones de actividades, suplementos y tratamientos (acupuntura, fitoterapia, masajes) que pueden combinarse con los tratamientos convencionales para controlar el dolor. Recuerda que cada sensación de dolor es única, y es importante probar diferentes métodos.
Gran parte de cómo sentimos el dolor está relacionado con la mente y las reacciones aprendidas. Esto no significa que una mente fuerte pueda superar completamente el dolor, pero fomentar una buena salud mental ayuda en gran medida a afrontar el dolor crónico. Además de las ventajas a nivel físico, practicar el mindfulness podría ayudar a aliviar el estrés cuando los síntomas empeoran.
Lamentablemente, cuando vives con dolor crónico, puede que no seas capaz de realizar ciertas actividades. Pero eso no significa que tengas que eliminarlas de tu vida. Por ejemplo, si te apasiona la jardinería, pide ayuda a un amigo, especialmente si sabes que el dolor se agrava al agacharte y levantarte. Sufrir dolor crónico no tiene por qué suponer renunciar a las cosas que te gustan.
Problemas como el dolor crónico de espalda afectan a millones de personas en todo el mundo, así que no tienes por qué sufrir en silencio: hay muchos grupos de apoyo y miles de personas con las que puedes contactar. Compartir tus frustraciones sobre el dolor crónico no solo sirve de ayuda, sino que tal vez oigas hablar de terapias que podrían mejorar tu día a día.
El cannabis tiene una larga historia de uso en todo el mundo. Pero la presencia de THC (un compuesto cuyo consumo provoca un colocón) ha dificultado la investigación científica del pleno potencial de esta planta.
Afortunadamente, la mentalidad está cambiando a nivel mundial, y cada vez se realizan más estudios sobre los efectos del cannabis en el dolor y la inflamación. Todavía se desconoce mucho sobre la dosificación concreta, los métodos de consumo más óptimos y la superación de los efectos secundarios. Aun así, las pruebas preclínicas sugieren que el cannabis y sus cannabinoides merecen un estudio más profundo sobre el control el dolor (especialmente el dolor crónico) al influir en los receptores y las terminaciones nerviosas.
Sin embargo, el reto sigue siendo determinar qué cannabinoide actúa específicamente sobre los receptores y las terminaciones nerviosas relacionadas con el dolor. Los científicos creen que el CBD (un cannabinoide no tóxico presente en el cannabis y el cáñamo) es el que presenta un mayor potencial.
El CBD despierta gran interés entre los investigadores por varias razones. Para empezar, es un compuesto totalmente natural, con efectos secundarios mínimos. Además, su influencia única en la homeostasis (la capacidad del cuerpo para autorregularse) lo convierte en una gran herramienta para tratar el dolor crónico.
Antes de sumergirnos en los estudios sobre CBD y dolor, resulta útil conocer este compuesto. El cannabidiol (CBD), derivado del cáñamo industrial, es una molécula totalmente natural que forma parte de la estructura química de la planta. Pero lo que diferencia al CBD de otros suplementos naturales es su influencia en el cuerpo humano.
Cuando el CBD entra en el torrente sanguíneo, viaja por todo el cuerpo, interactuando con una extensa red de receptores cannabinoides. Estos receptores se encuentran a lo largo de nuestro cuerpo y permiten que el CBD influya potencialmente en docenas de funciones corporales, como el estado de ánimo, la digestión, el sueño y, lo que es más importante, el dolor.
Es muy importante tratar el dolor crónico por medios naturales, ya que los síntomas persisten día tras día. Aunque no dudamos de la eficacia de los fármacos para el dolor, estos a menudo provocan efectos secundarios severos, y su uso prolongado puede causar otros problemas de salud.
Los pacientes necesitan una alternativa fiable que no interfiera con las funciones corporales y se adapte fácilmente a los distintos estilos de vida. Se han realizado estudios preliminares para determinar la eficacia del CBD en el tratamiento del dolor crónico, concretamente en afecciones como la colitis ulcerosa, la artritis reumatoide y las migrañas.
Para ejercer su efecto, el CBD trabaja conjuntamente con el cuerpo, no en su contra. Esta cualidad, por sí sola, hace que sea potencialmente ventajoso para quienes sufren dolor crónico, ya que pueden centrarse en los síntomas principales, y no en los problemas adicionales causados por los fármacos convencionales.
No se conoce la causa exacta de las migrañas, lo que dificulta enormemente su tratamiento. Debido a sus síntomas debilitantes, y a la tendencia de volverse crónicas, las migrañas son una de las principales causas de absentismo laboral.
La relación del CBD con las migrañas es casi tan compleja como la propia dolencia. Los investigadores creen que el factor detonante de las migrañas podría deberse a un desequilibrio químico que afecta a las terminaciones nerviosas del cerebro.
Hay pocos estudios sobre los efectos directos del CBD en las migrañas, pero algunas investigaciones sugieren una relación entre las migrañas y la falta de endocannabinoides. En ese caso, el CBD es un candidato interesante para el tratamiento de las migrañas, ya que su estructura química es muy similar a la de los endocannabinoides.
La celiaquía, o enfermedad celíaca, provoca una reacción adversa al gluten (la molécula proteica del trigo, el centeno y la cebada). Dada la gran cantidad de alimentos que contienen gluten, incluso una leve intolerancia a esta sustancia puede provocar grandes trastornos en la calidad de vida.
La relación entre el CBD y la celiaquía aún sigue en fase de investigación. Sin embargo, los científicos han descubierto que los niveles suficientes de endocannabinoides dentro del cuerpo podrían ayudar a reducir la inflamación intestinal. Afortunadamente, el CBD ha mostrado la capacidad de inhibir ciertas enzimas que reducen los niveles naturales de endocannabinoides. Por tanto, los investigadores sugieren que este cannabinoide podría favorecer la capacidad natural del cuerpo para reducir la inflamación.
El dolor de espalda es muy común entre la población, pero por suerte, la mayoría de casos mejoran al cabo de unas semanas. Sin embargo, al haber tantos nervios alrededor de la base de la columna vertebral (donde se producen la mayoría de los problemas relacionados con la espalda), el dolor puede volverse crónico fácilmente debido a complicaciones. Hay varias cosas que pueden ayudar a reducir el dolor, como hacer ejercicio regularmente, los estiramientos, los antiinflamatorios y las compresas terapéuticas; pero ¿qué hay del CBD?
Uno de los principales agravantes del dolor de espalda crónico es la inflamación, con un diagnóstico común de discos inflamados en la base de la columna vertebral. La inflamación causa la compresión de los nervios circundantes, provocando casos de dolor neuropático. Obviamente, en estos casos, podemos tratar el dolor con analgésicos, pero la raíz del problema sigue siendo la inflamación.
Se cree que los cannabinoides, incluido el CBD, influyen en la respuesta inflamatoria del cuerpo mediante su interacción con los receptores cannabinoides vinculados al sistema inmunitario. Si la inflamación se reduce considerablemente, esto a su vez puede reducir el dolor de espalda hasta hacerlo mucho más manejable (en combinación con otras técnicas de control del dolor).
La mayoría de afecciones que provocan dolor crónico tienen algo en común: la inflamación. Pero es importante señalar que la inflamación es una respuesta necesaria del cuerpo. Sin ella, no podríamos combatir las infecciones ni reparar los tejidos dañados. Sin embargo, aquí es donde los investigadores empiezan a cuestionar el efecto del CBD sobre la inflamación.
Es esencial reducir los casos crónicos de inflamación; pero, si tu respuesta inflamatoria funciona como es debido, ¿puede el CBD reducirla hasta el punto de perjudicar algunas funciones corporales cruciales?
El CBD, al igual que las vitaminas y minerales, suplementa el cuerpo con los elementos que le faltan. Pero incluso las vitaminas y minerales pueden causar efectos adversos si se consumen en exceso. La clave para descubrir el verdadero impacto del CBD en la inflamación está en consumirlo de forma equilibrada, y controlar y ajustar la dosis según corresponda.
Dado que gran parte de la eficacia del CBD depende de una dosis y método de consumo adecuados, veamos algunos aspectos básicos del CBD.
Para que tu rutina de CBD sea eficaz, lo más importante es escoger un producto que se adapte a tus necesidades. Por ejemplo, si sufres dolor neuropático, podría ser útil tomar una cápsula o aceite de CBD de alta concentración, ya que así este compuesto circula por el cuerpo, activando los receptores internos.
En cambio, para aliviar el dolor alrededor de los músculos o articulaciones, las cremas/lociones con CBD podrían ser una mejor opción. En la piel tenemos receptores cannabinoides, y el hecho de aplicar el CBD de forma localizada influirá casi exclusivamente en estas zonas, en lugar de entrar en el torrente sanguíneo.
Por suerte, el CBD no provoca colocones y en general es una sustancia bien tolerada por el cuerpo humano, según la Organización Mundial de la Salud[1]. Recomendamos experimentar con distintos productos de CBD, y encontrar uno que no solo se adapte a tu estilo de vida, sino que proporcione el impacto más directo sobre tu bienestar.
Aunque se conocen algunos aspectos de la posible influencia del CBD sobre el dolor, las recomendaciones de dosificación aún se están investigando. El dolor es una sensación única para cada persona; dos individuos con circunstancias similares no sentirán el mismo dolor.
Dada las diferencias en nuestra respuesta al dolor, y la falta de investigación específica, es difícil recomendar una dosis exacta. Sin embargo, tenemos algunos consejos generales para ayudarte a empezar:
• Si nunca has probado el CBD, empieza con un suplemento o crema de baja concentración. Una vez te hayas acostumbrado al impacto del CBD sobre el dolor, puedes aumentar gradualmente la dosis y la frecuencia hasta conseguir el resultado deseado.
• La calculadora de dosis de Cibdol proporciona un "punto de partida" para el consumo de CBD, basado en varios factores importantes. Tanto si es la primera vez que consumes CBD, como si quieres mejorar tu experiencia, puedes usar nuestra recomendación para iniciar tu viaje hacia el bienestar.
• Para los casos de dolor crónico, prueba a consumir CBD de forma regular a lo largo del día. La falta de toxicidad de este compuesto hace que sea ideal para uso diario.
• Si el dolor es más intenso en ciertos momentos del día, puedes combinar diferentes métodos de consumo. Los e-líquidos de CBD para vapear proporcionan un efecto casi instantáneo, mientras que el aceite de CBD tarda hasta una hora en hacer efecto. Lo mejor es comparar los pros y contras de un producto, y escoger el que mejor se adapte a tus necesidades.
[1] World Health Organization. (2018). Cannabidiol (CBD). World Health Organization. https://www.openaccessgovernment.org/who-perspective-on-cannabidiol/80838 [Referencia]