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Please insert a search term in the input field. If you have any question please contact usLos flavonoles son un grupo de moléculas pertenecientes a una clase más grande de "flavonoides". La ciencia moderna ha estudiado a fondo muchos flavonoles, siendo los ejemplos más recientes el kaempferol, la quercetina, la miricetina y la fisetina.
Junto a los cannabinoides, terpenos y otros compuestos, se cree que los flavonoles contribuyen al potencial terapéutico del fitocomplejo de la planta de cannabis. Los flavonoles también están presentes en otras plantas – incluyendo frutas, verduras y hierbas – donde desempeñan funciones biológicas importantes[1].
Entre otras funciones, los flavonoles influyen en la pigmentación de las plantas. A menudo producen un color amarillo intenso[2] que forma parte de los pétalos de ciertas flores, en combinación con otros pigmentos como los carotenoides y las antocianinas. Este llamativo tono amarillo se ha usado como colorante a lo largo de la historia.
Los flavonoles también se encuentran en
Los flavonoles están presentes en altas concentraciones en:
• Cebollas
• Cebolletas
• Col rizada
• Brócoli
• Manzanas
• Bayas
• Té
• Vino tinto
Las plantas producen grandes cantidades[3] de estas moléculas en sus hojas, flores, corteza y cáscara. Y, en menor medida, en el núcleo y las partes subterráneas de la mayoría de especies (a excepción de las cebollas).
Dada su prevalencia en los alimentos comunes, muchas personas ingieren flavonoles frecuentemente. Sin embargo, es difícil cuantificar su ingesta dada la fluctuación de los hábitos alimenticios de la gente.
Diversos estudios clínicos con células y animales detallan los posibles efectos terapéuticos de los flavonoles. Sin embargo, las investigaciones todavía se hallan en fases preliminares, por lo que es difícil sacar conclusiones concretas. Aun así, los datos actuales nos ofrecen una información muy valiosa sobre los efectos de estas moléculas.
Los conocimientos terapéuticos actuales incluyen los siguientes posibles efectos:
• Antioxidante
• Anticancerígeno
• Prevención de enfermedades cardiovasculares
• Prevención de diabetes
Veamos qué dice la ciencia sobre estos efectos.
Un estudio[4] publicado en la revista World Journal of Pharmacy and Pharmaceutical Sciences explica el efecto antioxidante del flavonol quercetina. En el documento se analiza la capacidad de esta sustancia química para minimizar la oxidación de la grasa, ayudando así a prevenir enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.
Los autores también indican que la quercetina ayudó a reducir la inflamación y los daños al ADN, mediante la eliminación de los radicales libres. A su vez, este flavonol redujo el alto nivel de proteínas inflamatorias en pacientes con enfermedades inflamatorias crónicas.
El efecto antioxidante de la quercetina también refuerza el potencial anticancerígeno de esta molécula. Estos efectos se logran - en parte - ayudando a proteger las células contra el estrés oxidativo causado por especies reactivas de oxígeno.
Esta sustancia también parece ejercer un efecto anticancerígeno mediante la inhibición de las proteínas de choque térmico en líneas celulares malignas de cáncer de mama, leucemia y cáncer de colon. Las proteínas de choque térmico son conocidas por mejorar la supervivencia de las células cancerosas.
La quercetina también ha mostrado propiedades anticancerígenas en modelos animales. Este flavonol aumentó en un 20% la vida de ratones inyectados con células tumorales. La molécula también inhibió considerablemente el crecimiento tumoral en ratones con tumores abdominales, y suprimió el crecimiento tumoral en ratones con células de cáncer de mama.
Una investigación epidemiológica[5] publicada en The Lancet indica que el aumento del consumo dietético de flavonoles podría reducir el riesgo de muerte por enfermedad coronaria. Se sabe que los flavonoles inhiben la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL), un fenómeno que contribuye a la enfermedad coronaria, la aterosclerosis y el infarto cerebral isquémico. Sin embargo, los investigadores recalcan la necesidad de realizar más estudios que confirmen estos hallazgos.
En un estudio caso-control[6] con 16.835 participantes sanos y 12.043 pacientes diabéticos, la ingesta de flavonoides (más de 608,1mg al día) redujo el riesgo de padecer diabetes en un 10%. Las personas que consumieron un nivel alto de flavonoles experimentaron un menor riesgo de sufrir diabetes.
Como componentes dietéticos comunes, los flavonoles son generalmente seguros. Sin embargo, las investigaciones[7] señalan los posibles efectos secundarios de los flavonoides en su totalidad, incluyendo diarrea, deficiencia de hierro, migrañas, dermatitis y otras afecciones.
[1] Pollastri, S., & Tattini, M. (2011). Flavonols: old compounds for old roles. NCBI. Published. https://doi.org/10.1093/aob/mcr234 [Referencia]
[2] Alihosseini, F., & Sun, G. (2011). Antibacterial colorants for textiles. Functional Textiles for Improved Performance, Protection and Health, 376–403. https://doi.org/10.1533/9780857092878.376 [Referencia]
[3] Aherne, S., & O’Brien, N. M. (2002). Dietary flavonols: chemistry, food content, and metabolism. Nutrition, 18(1), 75–81. https://doi.org/10.1016/s0899-9007(01)00695-5 [Referencia]
[4] Shrivastava, N. (2012). A review of quercetin: Antioxidant and anticancer properties. ResearchGate. https://www.researchgate.net/publication/267333748_A_review_of_quercetin_Antioxidant_and_anticancer_properties [Referencia]
[5] Hertog, M. G., Feskens, E. J., & Kromhout, D. (1997). Antioxidant flavonols and coronary heart disease risk. The Lancet, 349(9053), 699. https://doi.org/10.1016/s0140-6736(05)60135-3 [Referencia]
[6] Higdon, J. (2005). Flavonoids. Oregon State University. https://lpi.oregonstate.edu/mic/dietary-factors/phytochemicals/flavonoids [Referencia]
[7] Martinez, S. E., Davies, N. M., & Reynolds, J. K. (2012). Toxicology and Safety of Flavonoids. FLAVONOID PHARMACOKINETICS, 249–280. https://doi.org/10.1002/9781118468524.ch6 [Referencia]
[1] Pollastri, S., & Tattini, M. (2011). Flavonols: old compounds for old roles. NCBI. Published. https://doi.org/10.1093/aob/mcr234 [Referencia]
[2] Alihosseini, F., & Sun, G. (2011). Antibacterial colorants for textiles. Functional Textiles for Improved Performance, Protection and Health, 376–403. https://doi.org/10.1533/9780857092878.376 [Referencia]
[3] Aherne, S., & O’Brien, N. M. (2002). Dietary flavonols: chemistry, food content, and metabolism. Nutrition, 18(1), 75–81. https://doi.org/10.1016/s0899-9007(01)00695-5 [Referencia]
[4] Shrivastava, N. (2012). A review of quercetin: Antioxidant and anticancer properties. ResearchGate. https://www.researchgate.net/publication/267333748_A_review_of_quercetin_Antioxidant_and_anticancer_properties [Referencia]
[5] Hertog, M. G., Feskens, E. J., & Kromhout, D. (1997). Antioxidant flavonols and coronary heart disease risk. The Lancet, 349(9053), 699. https://doi.org/10.1016/s0140-6736(05)60135-3 [Referencia]
[6] Higdon, J. (2005). Flavonoids. Oregon State University. https://lpi.oregonstate.edu/mic/dietary-factors/phytochemicals/flavonoids [Referencia]
[7] Martinez, S. E., Davies, N. M., & Reynolds, J. K. (2012). Toxicology and Safety of Flavonoids. FLAVONOID PHARMACOKINETICS, 249–280. https://doi.org/10.1002/9781118468524.ch6 [Referencia]