Dolor de espalda crónico | Información y consejos que harán que te sientas mejor
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El dolor de espalda crónico afecta a millones de personas cada año
El dolor de espalda afecta a millones de personas, impactando de forma similar en hombres y mujeres. Aunque los dolores de espalda fuertes suelen intensificarse a medida que envejecemos, pueden atacar a cualquier edad. Afortunadamente, la mayoría de nosotros se recuperará sin intervención médica. Pero el riesgo de sufrir períodos de dolor de espalda intenso o crónico no debería provocarnos pánico. El dolor fuerte de espalda es parte natural de nuestra fisiología humana. El conjunto de huesos, ligamentos y nervios de nuestra espalda puede ser muy sensible, pero tiene capacidad de recuperación.
Algunos tipos de dolor solo se manifiestan cuando estamos quietos; otros aparecen cuando caminamos. El simple hecho de agacharte a saludar a los niños puede causarte un dolor fuerte y punzante en la zona lumbar. En algunos casos, este dolor puede extenderse hacia las piernas.
El viejo consejo de descansar para tratar el dolor de espalda se ha quedado obsoleto. En su lugar, las mejores formas para combatir el dolor intenso de espalda, y evitar que se cronifique, son el movimiento, una actitud positiva y practicar ejercicios físicos no-intensos con regularidad.
Antes de examinar varias señales de alarma (que indican que es necesario realizar un análisis más profundo) es recomendable saber qué tipo de dolor estás sufriendo.
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El dolor lumbar, en la parte baja de la espalda, puede dividirse en dos categorías principales:
Dolor centrado en la espalda
El dolor se proyecta en la espina dorsal y suele acabar centrándose en la zona lumbar y alrededor de las caderas. Este tipo de dolor es el que suele causar más problemas cuando nos agachamos. Levantarse del sofá o salir del coche puede ser difícil y doloroso para quienes sufren el dolor centrado en la espalda. El mayor problema es que normalmente aparece sin previo aviso. Los síntomas incluyen espasmos leves, aunque desaparecen rápidamente.
Dolor centrado en las piernas
Este tipo de dolor puede ser más severo, tanto en frecuencia como en intensidad. El motivo de que el dolor baje por las piernas, en lugar de quedarse en la espalda, está relacionado con los nervios. Para ayudarnos a coordinar nuestros movimientos, los nervios se extienden por nuestras piernas y la parte baja de la espalda antes de quedar protegidos por la columna vertebral. El dolor centrado en las piernas, comúnmente llamado ciática, puede indicar que los discos de la espalda están dañados. Al pinzar los nervios conectados con las piernas, el dolor se extiende por todas las piernas hasta los pies. En los casos de ciática, descansar o quitar peso de las piernas puede ayudar momentáneamente.
La mayoría de veces, unos simples cambios en el estilo de vida pueden erradicar el dolor de espalda
Con ambos tipos de dolor, la mayoría de casos remiten tras unas semanas. Incluso quienes no entran en la categoría de dolor crónico pueden mejorar los síntomas con el tiempo. Antes de ir directo al médico, o recurrir a analgésicos de receta, los hábitos de nuestro día a día pueden tener un gran impacto, aliviando el dolor de espalda y potencialmente evitando que se vuelva crónico.
Hay tres factores esenciales que pueden fomentar una reducción del dolor en la zona lumbar: la actitud mental, el movimiento y la dieta o suplementos que reducen la inflamación.
Todo empieza con una actitud positiva - la voluntad mental de no dejar que el dolor de espalda eche a perder nuestros planes o nuestra capacidad física. Un dolor de espalda intenso puede cronificarse rápidamente si pensamos en él como una enfermedad terminal, en lugar de un malestar tratable. El deseo de mantener una buena salud, y reanudar la mayor cantidad posible de actividades normales, es crucial para reducir la intensidad y la frecuencia del dolor de espalda. Todo gira en torno a adoptar una actitud activa, “dominando” el dolor en lugar de tener una actitud pasiva y creer que el tratamiento por sí solo resolverá el problema.
Olvida el reposo en la cama; muévete. Pero asegúrate de mantenerte dentro de los límites posibles para tu dolencia concreta. Aunque solo sea subir y bajar unas escaleras cada día, el movimiento de los músculos contribuirá considerablemente a la recuperación en la mayoría de casos. Nuestro cuerpo, y sobre todo nuestra espalda, están diseñados explícitamente para la movilidad.
El último paso, el uso de antiinflamatorios o analgésicos sin receta, debería considerarse como una medida de apoyo a las dos pautas anteriores. Aunque puedan mitigar suficientemente el dolor para poder ponerte en pie, por sí solos no evitarán que se produzca el dolor de espalda. Este es el error que comete mucha gente, pensar que los analgésicos y un poco de reposo harán desaparecer el dolor. El resultado final es todo lo contrario.
Las señales de alerta del dolor de espalda crónico
Si los síntomas persisten, o empeoran, hay varias señales de alarma en que debemos fijarnos. Si aparece alguna de estas señales, es recomendable visitar al médico. El dolor de espalda podría ser el precursor de una afección más grave.
El entumecimiento en la zona de las ingles, o cualquier cambio en el control intestinal habitual, son algunos de los primeros indicios de que podrías necesitar un examen médico más profundo. Si el dolor de espalda va acompañado de una fiebre persistente, indisposición, o pérdida de peso, la causa del dolor podría ser una infección, en lugar de un problema con discos o músculos concretos. Finalmente si el dolor es eterno, alargándose durante semanas sin tregua a pesar de la actividad física y los antiinflamatorios, es recomendable buscar atención médica. Podría ser necesario hacer un escáner CT, o una radiografía, para poder diagnosticar el problema.
Céntrate en estar activo y mantener una actitud positiva
Conoces tu propio cuerpo mejor que nadie. Si sientes que algo no es adecuado para ti, deberías pedir consejo a un profesional médico. Sin embargo, en aproximadamente el 90% de los casos, quienes sufren dolor de espalda intenso mejoran en unas semanas. Adoptando unos simples hábitos de vida, puede reducirse considerablemente el riesgo de que el dolor se cronifique. Otras actividades como visitar al quiropráctico, o hacer yoga o pilates, también pueden contribuir a mejorar la resistencia al desarrollo del dolor de espalda crónico.