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Las flavonas son un importante subgrupo de flavonoides que actualmente está llamando mucho la atención por su actividad biológica en los seres humanos. Las flavonas se diferencian de otros subgrupos de flavonoides por su estructura molecular. Son muy abundantes en plantas con flores de color blanco o crema, y actúan como pesticidas naturales a la vez que ayudan a regular las bacterias y los hongos del sistema radicular. Muchas fuentes de alimentos también contienen flavonas.
Las flavonas están clasificadas como incoloras, pero pueden influir en el pigmento de la planta junto con otros compuestos químicos.
Existen varios tipos de flavonas, pero los más habituales son:
• O-glicósidos de apigenina
Flores de manzanilla y hojas de perejil, menta y achicoria.
• C-glicósidos de apigenina
Té rooibos, zumo de bergamota, zumo de mandarina, garbanzos y grano de trigo.
• Luteolina
Salvia, espinaca, apio chino, semilla de fenogreco y kiwis.
Aunque la ciencia ha logrado aislar varias flavonas, su influencia exacta sobre la fisiología humana sigue siendo desconocida. Actualmente, se están analizando la biodisponibilidad, absorción y metabolismo de las flavonas. Los resultados preliminares indican que los flavonoides afectan al estrés oxidativo, al riesgo cardiovascular y a la señalización proinflamatoria.
Los flavonoides micronizados han obtenido resultados positivos en un ensayo clínico aleatorio. Cincuenta pacientes fueron tratados con flavonoides para descubrir el efecto que tienen estos compuestos sobre el sangrado de las hemorroides internas. Los investigadores comprobaron que los pacientes a los que se administraron flavonoides presentaban un "rápido cese del sangrado y un menor riesgo de recaída" (Misra & Parshad, 2000).
En 1999, siete hombres y siete mujeres participaron en un estudio realizado por el Instituto de Seguridad Alimentaria y Toxicología de Dinamarca. Usando perejil, una fuente de alimento rica en apigenina y O-glicósidos de apigenina, los investigadores analizaron el efecto de esta flavona sobre el estrés oxidativo. Junto a una dieta minuciosamente controlada, los resultados demostraron que el "perejil parece influir en parte" sobre las enzimas y biomarcadores implicados en el daño oxidativo (Nielsen et al., 1999).
En un estudio in vitro sobre la señalización proinflamatoria y el impacto de las flavonas, se comprobó que estos compuestos inhiben la expresión de los genes inflamatorios. Tanto la apigenina como la luteolina "bloquearon de forma selectiva" las vías de actividad, "demostrando una diversidad funcional" que requiere de más investigaciones (Ruiz & Haller, 2006).
Un estudio de 1998 publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition examinó el efecto de la quercetina y la apigenina en voluntarios sanos. El estudio llegó a la conclusión de que las concentraciones in vitro de flavonas tienen efectos antiagregantes, mientras que en los resultados in vivo no fue así. Se necesitan más investigaciones sobre el posible impacto de las flavonas de fuentes alimentarias (Janssen et al., 1998).
Como consecuencia del estudio limitado de las flavonas, sabemos muy poco acerca de su seguridad y posibles efectos secundarios. Existen pruebas preliminares que indican que el consumo excesivo de flavonas podría impulsar los mutágenos y prooxidantes, o inhibir las enzimas del hígado (citocromo P450). Sin embargo, y dado que el mecanismo de acción de las flavonas sigue siendo en gran parte desconocido, se necesitan más investigaciones.