El cáñamo en la cultura japonesa

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El cáñamo en la cultura japonesa

El cáñamo siempre ha sido un popular producto agrícola en Japón. De hecho, después de la Segunda Guerra Mundial, los cárteles de Dupont y algodón de la época querían acabar con el cáñamo como un asunto de importancia estratégica económica.

Las tropas extranjeras se sorprendieron de la cantidad de cáñamo que crecía en Japón, tanto silvestre como cultivado. El general del ejército estadounidense, Douglas Macurthur, y sus colegas, reescribieron la constitución japonesa para que incluyera la Torishimari Taima, la Ley del Control del cáñamo.

La Ley de Control del Cáñamo fue aplicada por primera vez durante la cosecha de 1967, cuando se incautaron 20 tallos de un colectivo agrícola en Shinshu, en la región de Nagano. Por aquella época, una persona presentó una demanda contra el gobierno, alegando que esa ley era inconstitucional. A partir de entonces, se comenzó a celebrar el "simposio de la marihuana" en la Universidad de Kyoto, marcando el inicio del movimiento de liberación del cáñamo. En la actualidad, a estas conferencias asiste un grupo diverso de abogados, médicos, estudiantes y agricultores, que presionan al gobierno para que investigue más.

Muchos ciudadanos japoneses podrían estar ansiosos por reanudar el cultivo legal del cáñamo, frustrados por el largo y generalmente infructuoso proceso de solicitud. Sin embargo, diversas variedades de cáñamo siguen proliferando en el campo, la mayoría silvestre, pero también cultivado por granjeros que perpetúan la antigua tradición de su cultura.

Desde 1991-2, Japón se ha tenido que tragar su orgullo y reconocer el enorme fracaso agrícola tras años de subsidios y dependencia de métodos de cultivo químico, a menudo en forma de cosechas arruinadas en zonas donde no se espera que llueva.

La completa dependencia del petróleo extranjero, el hacinamiento en ciudades, los océanos tóxicos, los reactores nucleares, el envejecimiento de la población, y una absurda cantidad de campos de golf, con cada vez menos tierras agrícolas, ha dejado al país en busca de nuevas opciones para la siguiente generación.

Los pocos beneficios que tienen tales circunstancias se pueden encontrar en el resurgimiento de la agricultura orgánica y en la vuelta a un patrimonio agrícola que fomenta la aplicación de métodos sostenibles de producción, incluyendo el cultivo industrial del cáñamo.

Japón se está dando cuenta de cómo el cáñamo podría afectar a la cultura del país, tomando medidas significativas para el reciclaje y la reducción del consumo energético, principalmente en productos derivados de la madera; aprovechando las artes tradicionales de la tierra junto con sus habilidades modernas de fabricación y comercialización.

El cáñamo y la marihuana no siempre han sido productos impopulares en Japón. De hecho, estaban muy bien considerados por la cultura japonesa. Uno de los usos tradicionales del cáñamo era elaborar ropajes ceremoniales para la familia imperial y los sacerdotes sintoístas. Entre los que se incluía el emperador del Japón, que actúa como sacerdote en jefe de la cultura sintoísta. Otros usos comunes incluyen el Washi (un papel muy delicado), las Noren (cortinas rituales) hechas de fibra de cáñamo, y cuerdas de campanas para santuarios sintoístas y rituales de sumo.

En realidad, se sabe que el cáñamo crece en Japón desde el periodo Jomon del neolítico. Jomon significa "patrones de cuerdas", que estaban hechas de cáñamo. Según evidencias arqueológicas, las semillas del cáñamo eran una fuente de alimento durante este período (10.000 a 300 a.C.). Esta sociedad de cazadores y recolectores llevó una existencia civilizada y utilizó el cáñamo para elaborar prendas de vestir y tejer cestas. Lo que no está muy claro es cómo y cuándo llegaron las semillas a Japón.

A menudo es difícil diferenciar los verdaderos hechos de la historia de los mitos generalizados de la religión Shinto. Aunque los análisis imparciales parecen indicar que, al igual que gran parte de su cultura, el cáñamo fue probablemente importado de China o Corea, muchos estudiosos insisten en que esta planta ya abundaba en Japón antes de que entraran en contacto con estos dos países.

Con el fin de entender mejor el viaje de estas primeras semillas de cáñamo, habría que considerar otras destacadas importaciones que han desempeñado un papel importante en la configuración de la cultura japonesa y las normas de su civilización. El budismo, los arrozales y el papel washi; este último es más fácil de rastrear, ya que está escrito en el propio papel.

"105 d.C. - el papel tal y como lo conocemos fue inventado por Ts'ai Lun, un funcionario judicial chino. Se cree que Ts'ai mezclaba corteza de morera, cáñamo y trapos con agua, lo aplastaba todo en una masa, escurría el líquido, y colgaba la estera delgada a secar al sol. Así nació el papel, y esta humilde mezcla desencadenaría una de las mayores revoluciones de la comunicación en la historia de la humanidad. La literatura y las artes florecieron en China.

610 d.C. - Los monjes budistas propagaron este arte de forma gradual en Japón. La elaboración de papel se convirtió en parte esencial de la cultura japonesa, en la que se utilizaba como material de escritura, abanicos, prendas de vestir, muñecas, y como un importante utensilio del hogar. Los japoneses también fueron los primeros en utilizar la técnica de impresión de bloque. "

Más de 80 variedades de papel se propagaron por todo Japón en los 50 años después de la llegada del monje coreano Doncho, que produjo un trozo de papel hecho de cáñamo y corteza de morera, como en la tradición china.

Otro producto básico japonés, el cultivo de arroz, llegó del Reino Medio a Japón alrededor del año 300 d.C. Las semillas llegaron por primera vez a Corea, desde donde fueron trasladadas por los comerciantes a través del estrecho de Shimonoseki hasta Kyushu, la isla más meridional de Japón, y el punto más cercano al continente asiático. Es probable que el cáñamo hiciera el mismo viaje antes o alrededor de la misma época. Se han descubierto semillas de periodos prehistóricos en la isla de Kyushu, lo que indicaría que esta comunicación tuvo lugar antes de la era común; pero las técnicas de datación científica tienen problemas para precisar la fecha exacta.

Respaldando esta teoría, una pintura rupestre encontrada en la costa de Kyushu representa los tallos altos y las hojas del cáñamo, y está también está datada en el periodo Jomon. Es una de las primeras obras de arte descubiertas en Japón. En su totalidad, la imagen parece representar a unos comerciantes transportando una planta en barco. A lo largo del tallo, hay unos pequeños pares de hojas o ramas en ciernes. Las plantas son altas y con las grandes y características hojas de siete dedos del cáñamo.

Alrededor de la parte superior de esta planta hay un aura en forma de sol que parece indicar la conexión entre el sol y el cáñamo del sintoísmo, y que es muy parecida a los jeroglíficos de las culturas mediterráneas que muestran un motivo similar de sol/cáñamo.

LA HISTORIA DE JAPÓN

El cáñamo tiene una función muy importante en la mitología sintoísta, o el "Camino de los Dioses", como se conoce la antigua religión indígena japonesa. Shinto es la espiritualidad de Japón y sus gentes, es un conjunto de prácticas que se llevan a cabo con diligencia, con el fin de establecer una conexión entre el Japón actual y su pasado. Las plantas, los árboles, las rocas y los animales poseen una especie de espíritu que puede ser aterrador o pacífico.

Sus prácticas fueron documentadas y codificadas por primera vez en los registros históricos del Kojiki y Nihon Shoki durante el siglo VIII.

El cáñamo se utilizaba en estas prácticas para purificar y expulsar el mal. Las ceremonias en grandes santuarios conllevaban la quema de Taima (cannabis). Las semillas del cáñamo también se utilizaban en las ceremonias matrimoniales sintoístas, y a veces también se quemaban hojas de cáñamo como "invitación a los espíritus".

Ceremonia

Se siguen vendiendo muchos productos de cáñamo a los japoneses, como paños y cortinas hechos de cáñamo chino y coreano, y algunos productos de fabricantes occidentales están empezando a cobrar auge. Dado el entusiasmo japonés por la moda tradicional norteamericana, esto podría convertirse en una industria pujante si se relajaran las restricciones.

En la actualidad, hay varias tiendas que venden productos de cáñamo, como Asakoii, un comercio tradicional de cáñamo en Kyoto que lleva funcionando desde el siglo XVII, a pesar de las guerras y la prohibición. Tal vez lo más significativo de esta tienda sea su énfasis en la antigua relación de la espiritualidad y el arte y la agricultura, un importante ejemplo de la rica historia del cáñamo en Japón. Su letrero dice en japonés; "Sólo sabemos sobre cáñamo, pero lo sabemos todo".

Como muchos gobiernos, el parlamento japonés desconoce los beneficios del cultivo extensivo del cáñamo, y aunque el estado judicial actual permite su cultivo, el proceso puede ser largo y fútil.

Por otro lado, a medida que el comercio internacional avanza y trae consigo un intercambio de nuevas ideas, tanto de negocios como de activismo, el mercado del cáñamo no tendrá más remedio que prosperar. Con muchos jóvenes empresarios japoneses que buscan expandir este apasionante campo, y algunas compañías estadounidenses que ya han comenzado a obtener beneficios.

Aunque Japón siga o no desarrollando y adaptando su actitud y conocimientos sobre el cáñamo, incluyendo la ley y la regulación, la posibilidad de que el país se aproveche de los beneficios de esta versátil planta como lo hizo en el pasado, es algo que aún está por ver. Lo que sí queda claro es que el cáñamo ha tenido una enorme importancia cultural y agrícola en el desarrollo de Japón como nación.

 

 

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